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HATHA YOGA

El Yoga es una psicología práctica. El uso más y más amplio del raja yoga y hatha yoga en la práctica psicológica contemporánea avala esa concepción.  Las palabras Hatha yoga significa la unión dinámica del cuerpo con la mente, del uno con el todo, del polo positivo con el negativo, a fin de activar las habilidades de concentración y restituir el sentido de coherencia personal. 

La práctica de asanas y pranayamas moviliza el cuerpo con el doble propósito de activar las funciones biológicas

del organismo vivo y  potenciar la capacidad mental de centramiento.

Activamos o relajamos determinados centros neuronales y endocrinos en función del estado psicológico y de los propósitos globales de la terapia, cada sesión estructurándose en función de estas necesidades, inmediatas y de perspectiva.

Por medio del Hatha Yoga llevamos el cuerpo a la psicoterapia. La práctica en un estado de atención concentrada facilita que el sistema parasimpático asuma el protagonismo en el funcionamiento del sistema autónomo.

El cerebro pulsa en ritmo de las ondas alfa, el hemisferio derecho se conecta con el izquierdo, integrando el impulso emocional con la reflexión cognitiva. Capaces ahora de ampliar la perspectiva sobre nuestras experiencias las interpretamos y asimilamos de forma más armoniosa y constructiva.

​A menudo la sesión de Hatha Yoga precede y prepara la sesión de diálogo psicoterapéutico. Las prácticas enseñadas durante las sesiones se prescriben para practicarse durante los períodos que separan los encuentros con el terapeuta, para que la persona tome paulatinamente las riendas de su propio proceso de cambio físico y mental.

MEDITACIÓN

No se puede enseñar a meditar tal como no se puede enseñar a dormir, dice mi maestro de Yoga Integral Ajit Sarkar, en Pondichery; pero podemos aprender qué hacer para dejar que el estado de meditación surja.  Este estado en el cual la fuerza de la gravitación y la fuerza de aceleración se vuelven equivalentes (la "ley de la equivalencia") y que permite la levedad del cuerpo y de la mente.   

Llamada yoga de las emociones por Daniel Odier, quien la trajo del Cachemira, la práctica meditativa en movimiento lento tiene su fuente en el 83 de los versos de Vijñanabhairava que cantan la meditación  a través del cuerpo,

"...sentado en un vehículo en movimiento

o moviendo su propio cuerpo con extrema lentitud,

uno apacigua la mente y llega a un estado de profunda consciencia."

Vjñanabhaitavatantra, texto fundamental del Sivaismo de Cachemira, dedicado integralmente a la meditación, que reúne 112 meditaciones. Utilizamos aquí  la traducción inglesa del texto sánscrito hecha por Prof. Dr. Mark Dyczkowzki.

El movimiento lento proporciona una toma de consciencia progresiva, desde el interior, del estado de sus articulaciones, músculos y emociones, de la textura del aire que nos rodea.  Durante 20 minutos, inmersos en la música intensa, con los ojos cerrados si posible, sentados o con los pies bien anclados en el suelo,  investigamos a través de los movimientos libres de la columna, brazos y cabeza; expandiendo y relajando con la inspiración y la expiración profunda, reconocemos.

 

Desde la escucha de las armonías y ritmos musicales hacia la vibración del sonido inaudible, desde el movimiento lento y suave hacia la levedad quieta, abriendo el cuerpo, fluidificando las articulaciones, dejando surgir las emociones contraídas en el inconsciente.

El cuerpo y la mente se aligeran a la vez, el silencio y la calma tejen paulatinamente una unión suave entre lo interno y lo externo. La activación de la piel por las ondas sonoras cambia el estado energético del cuerpo y la amplitud de las ondas cerebrales y genera naturalmente las condiciones para una meditación profunda y espontánea.

Con de su propuesta de lentitud y libertad, esta práctica nos sumerge en el espacio interior, sin tiempo,de los videos de Bill Viola, del Tai Chi, del butoh blanco de Masaki Iwana; nos re afina con la vibración de nuestra propia nota fundamental.

En el centro del universo material, un movimiento, imperceptible, en el centro del cuerpo físico, una vibración, inaudible,

el Spanda. 

Escuchando este sonido, captando este movimiento, dejemos que el pensar repose, que el estado meditativo ee pose.

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